miércoles, 11 de marzo de 2015

Cincuenta sombras de una duda

Cincuenta sombras de Grey. No es tan mala; es mala, nomás. Me sorpendieron varias cosas. Pensaba, para empezar, que era una película hot. Se sabe: no todos nos entibiamos con los mismos estímulos. Pero lo de esta película sería, como mucho, erotismo soft. Esperaba algo mucho más intenso, sobre todo porque había escuchado hablar de SM, relaciones desparejas, machismo extremo y cosas así. Pero la película es correctísima. No se la pasan curtiendo (anachronic pun intended) el cuarto de juegos: se la pasan discutiendo un contrato. Sin metáfora: el tipo quiere que ella firme un contrato para poder disponer tranquilo, pero ella negocia, negocia, y finalmente no lo firma.

Por eso digo que la película no es muy mala: hay que tratar de verla pensando en una versión berreta de The Master, o sea, como si fuera la historia de dos cabecitas peculiares dándose de frente. A él le gusta atar y dar latigazos, y lo raro es que como tiene mucha plata, precisa mucho papeleo previo para no perder su propiedad en un juicio. Ella tiene casi 30 y es virgen, y lo raro es que sigue invicta porque está esperando al hombre de su vida. Se gustan, se precisan, le dan, se repelen, ella se va.

Igual que en Ese oscuro objeto del deseo (un hermoso buñuelazo que hoy sería imposible filmar por incorrecto), el hombre tiene la plata pero no el control: es presa de una obsesión. La mujer, en cambio, se acerca y se aleja a piacere.

Acá viene lo otro que me sorprendió mucho después de haber leído varias críticas de plumas feministas: en el mundo de la historia, las mujeres tienen el control casi total. La chica no sólo cede lo que quiere y cuando quiere, sino que al final se salva solita, sin necesidad de héroe o heroína alguna que la rescate. El muchacho, por su parte, será un empresario de la hostia, pero vive pendiente de las llamadas de su... mamá. Además, asume sus preferencias como un desvío y todo el tiempo se la pasa quejando de la amiga de su madre que lo inició en el viaje, sin retorno aparente, de la sumisión. Por más regalos caros que reparta, el universo de Mr Grey es absolutamente colpocéntrico.

Me han dicho que la película es peligrosa porque presenta las relaciones SM como algo liviano y podría incitar a que jóvenes desinformados cayeran en las garras de jodedores experientes. Puede ser. Si es así, si el potencial propagandístico alcanza para juzgar definitivamente, habrá que impugnar al 95% del audiovisual comercial por presentar las actividades mafiosas, policiales, militares como atractivas y entretenidas.

No leí, por supuesto, las novelas en las que se basó la película: hasta una horita y media de cine berreta banco, pero ya rastrillar un epub lleva su tiempo. Igual las wikipedié y, por lo que entendí, al final del tercer libro la muchachita cura al millonario y tienen uno o dos hijos. Supongo que si busco un poco más encontraré quejas por dicriminación de la comunidad SM, que seguro está organizada y tiene voceros en cada capital.